Introducción
Un sistema de biodigestores utiliza desechos orgánicos,
particularmente excretas animales, para producir fertilizantes y
biogás. Un biodigestor consiste en un recipiente hermético de polietileno de
alta densidad dentro del cual las excretas diluidas en agua fluyen
continuamente y son fermentadas por microorganismos presentes en los desechos.
El proceso de fermentación es anaeróbico, es decir, se lleva a cabo sin
oxígeno, y las bacterias responsables de la descomposición son metanogénicas
(es decir, producen metano, también conocido como biogás). El estiércol
procesado es un fertilizante orgánico (conocido como biol), libre de patógenos,
rico en nitrógeno, fósforo y potasio. Los productos son principalmente para
autoconsumo en granjas.
Son particularmente útiles en granjas familiares que tienen
ganado como fuente de materia orgánica, áreas de cultivo en granjas donde se
puede usar fertilizante y viviendas que pueden usar biogás. Se pueden
implementar en granjas que necesitan mejorar la fertilidad del suelo o la
calidad de vida de los productores si se cumplen las condiciones mencionadas
anteriormente. Se requiere acceso permanente al agua.
El biogás se genera naturalmente en los pantanos, donde la
materia orgánica enterrada bajo el lodo sufre una digestión anaeróbica por las
bacterias. Este gas se conoce como gas de pantano. Los biodigestores simulan el
mismo proceso natural, en el que las bacterias convierten el estiércol en
biogás y fertilizante, pero de manera controlada.
Beneficios
Un biodigestor familiar no solo puede generar energía
renovable y económica, sino que también proporciona beneficios para la salud de
la familia, porque el biogás no emite humo al cocinar. En los casos en que las
familias necesitan recolectar leña, un biodigestor puede reducir en gran medida
el trabajo físico involucrado, reemplazado por la carga de estiércol y agua en
el biodigestor.
Al producir un fertilizante rico en nutrientes, este sistema
reduce la necesidad de insumos agrícolas. Agregar estiércol a los suelos reduce
su deterioro y aumenta su productividad. El suelo al que se han agregado
fertilizantes orgánicos es menos vulnerable a las plagas, la erosión y la
sequía. El metano que se produce, en lugar de entrar a la atmósfera, se usa
para actividades domésticas (cocinar, calentar agua), que, al convertirlo en
dióxido de carbono, disminuye su potencial de calentamiento global.
Adicionalmente, los beneficios ecológicos más importantes,
en áreas rurales, es la reducción de la deforestación debido a la recolección
de leña para cocinar. La contaminación también se reduce porque un biodigestor
elimina la necesidad de agroquímicos y proporciona un buen manejo de los
desechos del ganado, que en casos de alta densidad pueden contaminar los
acuíferos. Tener fertilizantes de producción propia aumenta los rendimientos y,
por lo tanto, reduce la expansión de las tierras agrícolas.
Elementos básicos
Se requiere un número suficiente de animales para producir
una cubeta de estiércol fresco al día (cubeta de 20 litros). Se necesitan de
dos a tres vacas o de seis a siete cerdos para producir un balde diario (20 L)
de estiércol fresco. Los estiércol de diferentes animales (ovejas, cerdos,
burros, etc.) se pueden mezclar, pero la mitad del cubo necesariamente debe
contener estiércol de vaca. Para facilitar la recolección de estiércol, los
animales deben dormir en un corral o granero cerca de la casa. Si los animales
están sueltos y no son traídos por la noche, será más difícil recolectar el
estiércol.
También es necesario tener acceso al agua, desde un río,
pozo o manantial. Lo ideal es tener un depósito de agua que esté lleno todo el
año, ya que se necesitan 60 litros por día. Si falta agua durante algunas semanas,
aún puede tener un biodigestor, pero será más difícil hacerlo funcionar.
Duración
Un biodigestor bien cuidado puede durar de 5 a 6 años.
Después de este tiempo, el plástico debe reemplazarse, mientras que otros
materiales duran más. Algunos biodigestores bien cuidados han durado 11 años
sin reemplazar el plástico. Sin embargo, si no se tiene cuidado para evitar que
los animales entren, se puede romper un biodigestor unos días después de la
instalación.
Cuidado
Los biodigestores familiares no son caros pero son
delicados. Como están hechos de polietileno, que es más grueso que el plástico
utilizado para los invernaderos, pueden romperse fácilmente si no están
protegidos. Se pueden reparar pequeños agujeros de hasta 5 cm, pero no si son
más grandes. Para evitar problemas, como un animal que pisa accidentalmente el
tanque de plástico, es aconsejable colocar una pared alrededor o cerca del
biodigestor. Se debe tener cuidado similar a los depósitos que almacenan el
biogás. Deben ubicarse en un área cubierta y cerrada destinada solo a su almacenamiento.
Bibliografía
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